El ataque terrorista de Hamás y la violenta ofensiva de Israel sobre Gaza, conmocionan al planeta con miles de víctimas civiles, entre ellos pacientes y personal de un hospital palestino. A pesar de la lejanía, el conflicto genera muchos sentimientos en Latinoamérica. ¿Están asumiendo los gobiernos de la región con responsabilidad su voz en medio de este conflicto? ¿Se puede asumir un bando, ante el sufrimiento de los civiles?
Por Cristian Ascencio*
En ninguna parte del mundo viven tantas personas de origen palestino como en Chile. Se estima que en ese país del cono sur hay más de 500 mil descendientes de que llegaron a principios del siglo XX, cuando su tierra formaba parte del Imperio Otomano. Emprendieron negocios, crearon clubes sociales y deportivos (como el Palestino, fundado en 1920, que ha sido dos veces campeón de la primera división de fútbol), y no pocos se han dedicado a la política.
Cruzando la cordillera, en Argentina, los judíos comenzaron a llegar a finales del siglo XX, en un proceso que se intensificó después del Holocausto, y hoy forman una de las comunidades más grandes del mundo fuera de Israel. También han fundado clubes sociales y hay judios en el mundo político, empresarial y cultural. Incluso una reciente candidata de la izquierda a la presidencia, Myriam Bregman, es de origen judío. En ese país se produjo este mes una de las mayores marchas en apoyo a Israel, convocada por la AMIA (la misma organización de la colonia judía que sufrió un brutal atentado en 1994).
Además, es posiblemente el país latinoamericano con más connacionales víctimas del ataque de Hamás. El día posterior se contaban 7 argentinos fallecidos y 15 desaparecidos (también se informó de fallecidos, desaparecidos y secuestrados de Chile, Colombia, México y Brasil). Eso explica en parte que después de la última escalada de violencia que se inició con el ataque terrorista el 7 de octubre, el presidente, Alberto Fernández, fuera uno de los primeros en condenar al grupo islamista y darle su solidaridad a Israel.
Pero no todos los líderes latinoamericanos reaccionaron de ese modo. Y sobre todo en el ala izquierda, por la cercanía que ha tenido ese sector históricamente con la causa palestina, se notaron más las diferencias. Por ejemplo en Chile, el excandidato presidencial comunista Daniel Jadue escribió en X: “El pueblo de Palestina tiene el derecho a resistir. La comunidad internacional ha callado por años frente al genocidio y exterminio de mujeres y niños. Seguramente la respuesta del sionismo será feroz. Solución al conflicto es poner fin a la ocupación! #PalestinaLibre”. Desde la misma izquierda criticaron su tuit y otros similares por evitar calificar de terroristas las acciones de Hamás en contra de civiles israelíes.
Isaac Caro, doctor en Estudios Americanos, sostiene que en general los países de la región “han condenado las acciones llevadas a cabo por Hamás y si bien han señalado que Israel tiene derecho a defenderse, han rechazado las represalias cuando van más allá del derecho humanitario o más allá del derecho internacional”.
Pero hay excepciones significativas: “En el caso de Venezuela su gobierno de modo explícito defendió el ataque, y Nicaragua y Cuba han evitado condenarlo. Hay que mencionar que estos tres países no tienen relaciones diplomáticas con Israel”. También un caso aparte lo constituye Colombia, cuyo presidente, tras no condenar en un principio las atrocidades de Hamás, “está amenazando con romper relaciones con Israel debido a que este país le cortó el suministro de seguridad”, explica Caro a CONNECTAS.
La intervención del presidente venezolano Nicolás Maduro ha sido la más comentada por su rareza. El mandatario sostuvo en la televisión pública de su país que “Jesús fue un niño palestino, un joven palestino, crucificado y condenado injustamente por el Imperio español y por las oligarquías que dominaban la zona”.
Los presidentes Andrés López Obrador, de México, y Gabriel Boric, de Chile, tuvieron reacciones mucho más mesuradas. El primero apeló al restablecimiento de la paz y condenó “el uso de la fuerza contra civiles”, mientras que Boric condenó tanto los crímenes de Hamás contra civiles como los bombardeos de Israel en la Franja de Gaza. Además sostuvo que tanto Israel como Palestina tienen “derecho a existir”. Analistas han destacado la actitud de Boric como una positiva señal de “prudencia”, tomando en cuenta que desde su época estudiantil el mandatario austral ha sido un ferviente partidario de la causa palestina.
Boric, en un aspecto importante de su actitud, se tomó tres días en lanzar una declaración pública sobre el conflicto. Esto, según analistas, subraya la dificultad que enfrentan los gobiernos latinoamericanos para entregar una posición en un conflicto tan complejo como este, con un grupo terrorista y asesino por un lado y un gobierno israelí que, dirigido por la ultraderecha, ha apretado por años a la población palestina y ahora ha tenido una respuesta desproporcionada que afecta a miles de civiles.
Después del ataque al Hospital de Gaza en que murieron al menos 500 personas (del que Israel y los islamistas radicales se culpan mutuamente), Boric escribió: “Hacemos un llamado al Estado de Israel a que respete el derecho internacional humanitario. Así como condenamos la acción terrorista de Hamás, nosotros también condenamos el uso indiscriminado de la fuerza que afecta a la población civil”.
Para Sandra Borda, del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes, de Colombia, las declaraciones de Gustavo Petro y Gabriel Boric reflejan dos extremos de cómo abordar el conflicto. “Boric ha dejado absolutamente claro que condena las agresiones a la población civil tanto de parte de Hamas como del Estado israelí y se ha ajustado entonces a la necesidad de reclamar que se respete el derecho internacional humanitario (…) Otros casos han estado mucho más guiados por la ideología de los presidentes. Creo que el presidente Petro cabe en esta categoría”.
Según le dijo Borda a CONNECTAS, Petro “ha sido muy elocuente a la hora de criticar y censurar el comportamiento del Estado israelí frente a la población de los territorios ocupados, pero no ha dicho ni una sola palabra sobre las violaciones a los derechos de la población civil y las ejecuciones extrajudiciales a civiles por parte de Hamás”.
Borda compartió en redes sociales una carta en la que cancilleres colombianos criticaron que Petro no haya condenado los ataques del grupo fundamentalista. Petro le respondió a la académica que firmaría la carta si se hablara de las resoluciones de la ONU que prohíben la ocupación de Palestina.
Para Borda, los mandatarios deberían enfocarse en proteger a los civiles. “Es mucho más conveniente asumir una posición como la del presidente Boric, de defensa de principios fundamentales, y no en posiciones como la del presidente Petro, que buscan constituirse sobre la base de sus creencias ideológicas”.
Pero, tal como se criticó a líderes de izquierda que no fueran lo suficientemente claros en rechazar a Hamás, ¿se les está cuestionando ahora si se demoran o no condenan los ataques que afectan a civiles de parte de Israel?
En una columna en el diario La Tercera, el periodista chileno Daniel Matamalasostiene que no se puede dejar pasar un antecedente importante. Quienes están en el poder actualmente tienen tendencias extremas: por un lado el fundamentalismo terrorista de Hamás y por otro la extrema derecha del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. Por eso Matamala recalca que esto no se trata de un partido de fútbol en que se puede hinchar por un equipo, porque “quienes masacraron a israelíes indefensos y quienes masacran a palestinos igualmente inocentes, en el fondo son lo mismo. Son asesinos. Y cuando tomamos bandos irreflexivamente, jugamos su juego. Ellos siguen triunfando”.
Similares fueron las palabras del músico argentino Daniel Baremboim, nacionalizado tanto en Israel como en Palestina. Barenboim, quien fundó una orquesta con artistas de ambas nacionalidades, escribió una columna en El País en donde recalcó que se debe reconocer la barbarie cometida por Hamás, pero también empatizar con el dolor de los palestinos. Además detalla que en su misma orquesta a veces se producen acaloradas discusiones, pero terminan “con el entendimiento fundamental de que todos somos seres humanos iguales, que merecemos la paz, la libertad y la felicidad. Esto puede sonar ingenuo, pero no lo es: porque es esta comprensión la que parece estar completamente perdida en el conflicto de ambos bandos hoy en día”.
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* Miembro de la Mesa Editorial de CONNECTAS