Mientras el mundo, virtual o no, se ha enfrascado en un debate intenso para discutir la decisión de Brittany Maynard -29 años- de morir en un principio el 1 de noviembre, los últimos y ajetreados días de esta joven estadounidense han resultado tan gratificantes que ha decidido replantearse la fecha: «Todavía me siento lo suficientemente bien, todavía tengo la suficiente alegría, todavía río y sonrío con mi familia… Pero ya llegará (el suicidio asistado), porque siento que me enfermo más», ha dicho en un nuevo video publicado el 30 de octubre.
En tanto, Brittany se ha dedicado a cumplir sus sueños, el último: visitar el Gran Cañón. Siempre quiso estar allí y lo consiguió la semana pasada, pese a los intensos dolores que tuvo en su cabeza. El tumor terminal no le dio descanso y le provocó un ataque epiléptico severo. Aún así, escribió en su blog que disfrutó del viaje. «Es imposible olvidar mi cáncer pero tuve la posibilidad de disfrutar de mi tiempo con las dos cosas que más amo: mi familia y mi naturaleza».
A Brittany Maynard le diagnosticaron el 1 de enero de este año un tumor maligno en la cabeza. Se había casado hace poco. Y lo que al principio fue un plazo de vida de hasta 10 años, con nuevos exámenes el tiempo se acortó a seis meses.
El 6 de octubre se subió a Youtube un video en el que Brittany anuncia que ha decidido morir con dignidad el 1 de noviembre, dos días después del cumpleaños de su esposo. El video fue producido por la organización Pro eutanasia Compassion & Choices y en las imágenes se ve a una mujer tranquila, decidida, resuelta a no padecer los estragos más fuertes de una enfermedad mortal. En el segundo video, en el que pospone su fin, en cambio luce melancólica y no puede evitar llegar a las lagrimas. «Si llega el 2 de noviembre y he muerto, espero que mi familia siga orgullosa de mí por las decisiones que he tomado. Y si sigo viva, sé que seguiremos adelante como una familia por amor y que esta decisión llegará después”, asegura la joven.
El pilar de Brittany ha sido su familia, aquellos a quienes ha escogido para que estén a su lado: su esposo Dan Díaz, su madre Debbie, su padrastro y su mejor amiga.
«Moriré ahí arriba, en mi habitación, la que comparto con mi marido, tranquilamente, con música que me guste de fondo. Espero irme en paz. Con el alivio de saber que no moriré de la manera que me han descrito que lo haría si muriera por mi cáncer», relata Brittany en su primer video.
Su madre piensa igual. «Mi esperanza ahora es que mi hija deje la vida como ella decida, siendo quien es, autónoma, brillante, viajera, la persona que ama la aventura. Lo que pienso de ella ante esta situación,es que ha sido genial conocerla».
Brittany morirá en Oregon, uno de los cinco estados de los Estados Unidos en donde es legal la eutanasia y a donde su mudó desde California. En ese país, de acuerdo a una encuesta hecha por Gallup en 2013, el 70% está a favor de permitir a los médicos acelerar la muerte de un paciente terminal por algún medio no doloroso. Pero este apoyo desciende al 51% cuando el proceso es descrito como un médico ayudando a un paciente a cometer suicidio.
«El hecho de considerar valiosa la vida es estar seguro que no te pierdas nada. Que lo que es importante para ti, persíguelo, y olvida el resto», es uno de los mensajes que da Brittany en su despedida.