Han transcurrido ya 17 meses de largas e interminables investigaciones, diligencias, búsquedas, hipótesis, versiones contradictorias, que no permiten tener el paradero de mi hijo David Romo, la mitad de mi vida, que me la arrebataron aquella fatal noche del 16 de mayo del 2013, en que mi hijo no pudo regresar a casa, porque algo le pasó en el bus No. 4 de la Compañía Trans Hemisfericos, ruta Ofelia- Rumicucho.
Si Santiago David Romo Córdova fuese el hijo de un alto funcionario del Ejecutivo, de un eminente ministro, de un honorable general etc., estoy segura que no se hubiese permitido cometer errores en el proceso de investigación, ya que uno o varios de ellos repetitivos y concurrentes, errores, desborda en el paso del tiempo sin resultados.
Las Instituciones a cargo de las investigaciones deben cumplir sus funciones y garantizar agilidad y eficiencia en todos los casos de personas desaparecidas, y evitar repetir incorrecciones inaceptables. NO HAY CRIMEN QUE RESISTA UNA BUENA INVESTIGACIÓN. Las personas no pueden desaparecer….
Mi gran y único amor de madre, por ti, hijo mío, me da las fuerzas necesarias para continuar luchando minuto a minuto por encontrarte; y ese mismo amor debe ser el que nos motive a todos, absolutamente a todos, a no permitir que la impunidad y la injusticia prevalezcan sobre otros valores, como la responsabilidad social, el derecho a la búsqueda de la verdad.
Por todo ello, NO ME CANSARE DE BUSCARTE HIJO MIO.
Esta carta abierta la publicó el 16 de octubre Alexandra Córdova, madre del joven David Romo de 22 años, quien desapareció en Quito el 16 de mayo de 2013.
La fiscal del caso, Laura Machuca, dijo que una de las hipótesis que manejan es que al joven «le pasó algo».