Las preocupaciones terminaron para Mariana, Christiane y Salomé. Tres mujeres que tuvieron el infortunio de coincidir una madrugada en los exteriores del ex Penal García Moreno, durante el último traslado de los detenidos a la nueva cárcel de Latacunga. Era 30 de abril. El parte de detención dice así: “A eso de las 2:30 se produjo un disturbio en las afueras del centro penitenciario por parte de familiares de los PPL. Unas 30 personas aproximadamente que comenzaron a insultar a la Policía tratando de causar desorden. Al Sr. Ministro del Interior (José Serrano) le gritaban TORTURADOR, razón por la cual el Sr. Ministro del Interior dispuso la inmediata detención de tres ciudadanas”.
Mariana, Christiane y Salomé fueron detenidas de forma violenta, según denunciaron en la audiencia de flagrancia que se desarrolló esa mañana. «Nos botaron al piso y nos arrestaron», manifestó Mariana. «Llegó un policía y me agarró de manera violenta, no hubo respeto hacia mi persona” aseveró Salomé. Teniendo como único elemento de convicción el parte de los policías que participaron en su detención, la fiscal de turno, Clara Aveiga, inició instrucción fiscal contra las tres por el delito de Terrorismo -tipificado en el Art. 160.1 del Código Penal- y pidió a la juez Yolanda Cueva que dicte prisión preventiva por existir «un alto riesgo de fuga». De nada sirvieron los alegatos de los abogados defensores, que explicaron que las mujeres no le gritaron al Ministro, que era imposible determinarlo por la oscuridad, que la protesta fue pacífica y que nunca se impidió el traslado de los presos.
«La única prueba era la palabra del propio Ministro que se negó a rendir declaración, que además no estaba contrastada con ningún elemento de evidencia», asegura el abogado defensor Juan Albán y añade que las mujeres tuvieron que pasar 18 días en la cárcel antes de poder revocar la prisión preventiva. Fue el tiempo en el que se detuvo la vida de María de Jesús Collaguazo de 46 años y madre de uno de los presos que eran trasladados a Latacunga. Viuda, comerciante informal y sostén de cuatro hijos y dos nietos de entre 1 y 19 años. También fue el tiempo en el que Salomé Quitto de 19 años se ausentó de la Universidad Católica, donde finalizaba el semestre en la Carrera de Trabajo Social; y en el que Christiane D’Espinay, de nacionalidad francesa, faltó a su trabajo en el parque Cumandá. Tanto Salomé como Christiane eran activistas que acudieron al ex penal a respaldar a las familias de los detenidos.
A mediados de junio se desarrolló la audiencia de preparación del juicio, en donde el titular de la Fiscalía Tercera Especializada en Delincuencia Organizada -que conoció el caso-, se abstuvo de acusar. Albán reconoce que el Fiscal García obró «correctamente». «Fue una actuación valiente en un contexto donde hay presión política, pero la fiscal que intervino al inicio durante la audiencia de flagrancia es la que comete el error, porque es gravísimo acusar a alguien porque se ha proferido un insulto», asevera Albán, director de Consultorios Jurídicos de la Universidad San Francisco. «Todo se vino abajo desde el comienzo porque los policías dan cuenta en el parte que les detuvieron por orden del ministro Serrano, que les señaló como saboteadoras», agrega.
Aunque el caso de las tres mujeres fue «una desgracia con alegría», Albán sostiene que el gobierno criminaliza la protesta de manera constante. «Aquí la gente no puede asociarse libremente y protestar pacíficamente porque enseguida es visto como un acto que atenta contra la estabilidad gubernamental o la soberanía interna o la estructura política, y se inician procesos sin pies ni cabeza», afirma y termina con un recomendación a los funcionarios públicos: «Deben relajarse un poquito y entender que una verdadera democracia se construye con un debate abierto y parte de ese debate es que la gente pueda manifestar lo que siente y lo que piensa mientras no incurra en actos de violencia».
El viernes último se levantó la prohibición de salida del país que pesaba contra Mariana, Christiane y Salomé, la única medida cautelar que quedaba activa.