En una década, el presidente Rafael Correa triplicó la deuda pública de su país llevándola de 13.500 millones de dólares a cerca de 40.000. Con una economía resquebrajada, y con ingresos en caída, su sucesor Lenin Moreno tiene abierto otro frente de cuidado en la división política del pueblo ecuatoriano, evidenciada por una cerrada elección…
Mientras la noticia en el mundo político ecuatoriano ha sido la elección del oficialista Lenin Moreno como presidente de Ecuador con dos puntos de diferencia sobre su contendor, en el mundo financiero regional lo era el incremento del “riesgo país” a 700 puntos, lo que evidencia la crítica situación económica, que en la región sólo es superada por Venezuela. Este indicador permite a los inversionistas saber la capacidad de pago y los riesgos de la economía de los países.
Moreno ha comenzado a conformar su equipo de gobierno sin dar demasiada notoriedad a la situación económica y que pasó desapercibida durante su campaña electoral que estuvo caracterizada por el derroche y una abultada oferta de subsidios y beneficios para los pobres.
Durante su década en el poder, quizás el mayor acierto de Rafael Correa fue aumentar la inversión social y llegar a los lugares más recónditos del Ecuador que nunca antes habían sido pisados por un presidente. El gobierno que se autodenominó como de la “Revolución Ciudadana”, destinó unos 85.000 millones de dólares –según cálculo del propio Correa- al mejoramiento de la red vial, la infraestructura educativa y hospitalaria, los servicios de atención a la ciudadanía y la construcción de ocho hidroeléctricas bajo la premisa de cambiar la matriz productiva del país. Además mejoró los mecanismos tributarios que le permitieron triplicar las recaudaciones entre 2006 y 2016
Pero el gobierno de Correa también se dedicó a engrosar la estructura del Estado duplicando, por ejemplo, el número de ministerios, llevando al Ecuador a un círculo vicioso de endeudamiento público. Por ello, aunque el presidente saliente repite que deja a un país con una economía recuperada, las cifras oficiales demuestran lo contrario. Esta situación abre muchos interrogantes de cómo el nuevo presidente Moreno podrá cumplir con sus numerosos ofrecimientos electorales que se cuantifican en unos 9.000 millones de dólares e incluyen el aumento de los pagos en efectivo que se le hace los más pobres que al mes reciben 50 dólares y que el ofreció subir a 150. Asimismo prometió subsidios similares para ancianos y la entrega de casas gratuitas, por citar algunos de sus compromisos de campaña, y que tuvieron más acogida que las propuestas del candidato conservador y banquero Guillermo Lasso.
Ecuador cerró 2016 con un déficit fiscal de 6.000 millones de dólares y las proyecciones negativas se prolongarán en 2017 según el Banco Mundial. La entidad calcula un decrecimiento del -2,9 por ciento y -0,6 por ciento en 2017 y 2018 respectivamente. Esta fuente es el referente mundial para estas mediciones.
Sin embargo en Ecuador insisten que las cifras no son reales y esgrimen las proyecciones del Banco Central del Ecuador (BCE), que es controlado por el gobierno, y que muestra que habrá un crecimiento del 1.4 por ciento durante el presente año. Para alcanzar estas proyecciones, se necesita un crecimiento de 12 por ciento de exportaciones, cuando el promedio de crecimiento anual es menor al 4 por ciento y en 2016 fue menor al 1 por ciento.
Entre los economistas que discrepan con la tesis de recuperación del gobierno está Eduardo Valencia, exdirector del Instituto de Investigaciones Económicas de la Pontificia Universidad Católica de Quito quien realizó un estudio de la política económica del gobierno de la “Revolución Ciudadana”. Valencia explica que pese a las astronómicas sumas que engrosaron las arcas fiscales durante esta última década (por ejemplo los 83.000 millones de dólares en ingresos petroleros y 220.000 millones por concepto de impuestos), el Ecuador no ha logrado despegar de un modelo consumista cuyo mayor motor es el Estado.
Para Valencia, otro punto decisivo es transparentar los procesos del correísmo donde se han ejecutado miles de millones de dólares y donde la mayoría de los proyectos emblemáticos han sido opacados por la corrupción. Pero son pocos los avances en las investigaciones algo que los críticos atribuyen a que la Fiscalía y las Cortes son bastiones del oficialismo.
Otra cifra que hace saltar las alarmas es la del endeudamiento público que pasó de 13.500 millones de dólares en diciembre de 2006 a casi 40.000 millones a febrero de este año según el Banco Central del Ecuador (BCE). Sin considerar la deuda que mantiene el gobierno con el mismo BCE y que se acerca a los 6.000 millones. Esto sin contar con las normas impuestas por Correa y que busca obligar a la banca privada a hacer uso del mecanismo de dinero electrónico sin que exista la certeza de un respaldo en activos líquidos. Un primer paso que buscaría desdolarizar la economía según coinciden los entendidos en la materia.
A partir del mes de mayo, las riendas del país serán asumidas por el ungido de Correa, Lenin Moreno, aunque el opositor Guillermo Lasso insiste, hasta estos días. con su reclamo de fraude, que se traduce en protestas en las calles. En caliente, la preocupación es la fuerte división política en la que Moreno heredará el país, mientras brilla por su ausencia el debate sobre los correctivos económicos necesarios para desactivar la bomba de tiempo en la que se ha convertido la economía ecuatoriana.
Daniela Aguilar
hecho para Connectas.org