- La tala ilegal es una de las amenazas sobre el bosque seco. Los taladores aprovechan la noche para llevar a cabo sus actividades ilícitas .
- Un estudio elaborado en 2016 determinó que uno de los riesgos de los mamíferos de la reserva es el aislamiento de otros remanentes naturales.
Mongabay Latam visitó a principios de mayo la Reserva Ecológica de Arenillas. Era un fin de semana de feriado que no atrajo turistas. La visita sirvió para ver que la carretera no es la única amenaza sobre la biodiversidad de esta zona, considerada una de las últimas reservas de bosque seco del Ecuador. En Arenillas se han registrado 111 especies florísticas, 79 especies de aves, 26 de mamíferos y 19 de herpetofauna, según el Plan de Manejo de la reserva (2014).
La deforestación
En la página web del Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Ecuador se detalla sobre aspectos culturales en la Reserva Ecológica Arenillas. “Las actividades humanas dentro y alrededor de la reserva han incluido pesca, agricultura, extracción de madera, cultivo de camarón, fabricación de ladrillos y turismo informal. Por más de 60 años fue un área militar con once destacamentos. Si bien no existen poblaciones dentro del área protegida, las poblaciones vecinas de Puerto Pitahaya, La Cuca, Chacras, Balsalito, Carcabón, Guabillo, Quebrada Seca, Palmales, Progreso, San Pedro y Huaquillas han utilizado el área como una fuente de recursos”.
La extracción de madera, sin embargo, no es una actividad autorizada. La explicación la da el ingeniero agrónomo Wilson Arévalo, del Departamento de Patrimonio Natural de la oficina del Ministerio de Ambiente de la provincia de El Oro: “Eso se refiere a las actividades que se desarrollaron tiempo atrás. La tala de árboles está prohibida en la reserva. Este es un bosque seco de ecosistema frágil y las únicas acciones permitidas actualmente son las recreativas, para el turismo, y de conservación, para mantener el bosque”. Por esa razón los operativos de control y decomiso por la zona.
En unas bodegas, que antes fueron recintos militares, permanecen los árboles que fueron talados. En distintos operativos se logró decomisar esta parte del bosque que ahora no tiene vida y su almacenamiento, sin mayor medida de seguridad, crea temor en los escasos guardaparques que deben cuidar la madera, para que en algún momento pueda donarse. Los patrullajes de la Policía Ambiental por esta zona, si bien se dan, son escasos. Y sobre todo por la noche, debido a lo alejado del terreno, el riesgo crece. Los taladores suelen aprovechar la oscuridad para hacer su ilícito trabajo y el temor es que alguna noche intenten recuperar lo que les fue decomisado. En esta reserva trabajan seis guardaparques que turnan horarios.
Wilson Arévalo explica que la madera guardada en las antiguas bodegas militares es una medida provisional hasta encontrar un galpón adecuado para tener allí lo decomisado.
La deforestación es una de las peores consecuencias de la reducción de las reservas, explica Pablo Piedra, abogado de la organización ecológica Yasunidos. Y la reducción del bosque trae como efecto la reducción de las especies a mediano o largo plazo. “El ser humano debe entender que es parte de la naturaleza, debe dejar de lado su papel de depredador de su propia casa”.
Jorge Toapanta Vera es un agricultor de El Oro y dirigente de la Asamblea Pro Defensa de Nuestros Ríos. Consultado por Mongabay Latam asegura que la deforestación en la zona continúa afectando principalmente a los árboles nativos como el guayacán y algarrobo. También indica que se da la caza de animales como el venado sin que exista un control adecuado por parte del Ministerio del Ambiente porque no cuenta con los recursos necesarios. “La Reserva Ecológica Arenillas es el Yasuní de la provincia de El Oro, pero no ha sido tratada como tal. Por eso sigue dándose la extracción de madera”, manifiesta.
¿Cuánto se tala en esta reserva de bosque seco de 13 170 hectáreas y cuánto se decomisa? Mongabay Latam intentó conseguir la versión del Ministerio de Ambiente -por medio de la encargada del Departamento de Comunicación- para conocer aspectos como el presupuesto destinado a la conservación de esta reserva, cifras de deforestación y controles que se hacen para evitarla, pero hasta la publicación de este artículo no hubo respuesta.
Un espacio que se reduce
El 10 de mayo pasado, una protesta callejera alteró la cotidiana tranquilidad que se vive en el cantón Arenillas. Se trataba del reclamo, en las afueras de la oficina de la Cooperativa de Producción Agropecuaria del Sur – COOPAS, por parte de un grupo de socios que exigía el pago de utilidades atrasadas por concepto de ganancias obtenidas por la venta de camarón y productos agrícolas.
La cooperativa funciona dentro de terrenos que eran parte de la Reserva Ecológica Arenillas. En 2012, el entonces presidente ecuatoriano Rafael Correa firmó el Decreto Ejecutivo 1208 que deroga anteriores decretos relacionados a la reserva y ordena al Ministerio del Ambiente redefinir sus límites, “separando ciertas áreas en donde se permitirán actividades acuícolas, agrícolas y forestales autorizadas por el Ministerio del Ambiente y Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca, de acuerdo al proyecto de producción aprobado”, según consta en el decreto.
“Las áreas excluidas de la Reserva Ecológica Arenillas serán adjudicadas a las organizaciones sociales campesinas calificadas por la Subsecretaría de Tierras y Reforma Agraria a través del Plan de Fomento de acceso de tierras a los productores familiares en el Ecuador ‘Plan Tierras’ con el fin de que dicho predio cumpla su función social para sustentar la soberanía alimentaria y el buen vivir”, se dispone.
Con ello se dio el paso clave para la entrega en el 2014 -en concesión durante 30 años- de poco menos de 4000 hectáreas a beneficiarios agrupados en dos cooperativas agrícolas de Arenillas que venían exigiendo la entrega de estas tierras desde 1998.
A COOPAS, particularmente, el gobierno entregó 1252 hectáreas para fines agrícolas y 837 hectáreas camaroneras, cultivadas también en zonas de la reserva ecológica.
“Son 800 compañeros que reciben 1600 hectáreas de camaroneras y algo más de 2000 hectáreas de tierras agrícolas”, declaró en mayo de ese año el entonces ministro de Agricultura, Javier Ponce, presente en la entrega en el sector de Cayancas, dentro de lo que fue parte de la reserva ecológica. La expectativa de Ponce, en ese momento, era grande: “Se ha hablado de la creación de una empresa para fabricar salsa de tomate. Esa es una de las líneas que nos hemos planteado”, indicó entonces. Todo, como parte de un proceso de “democratización de las tierras”, como lo denominó el gobierno.
En enero de 2015 hubo el reclamo de un grupo de la parroquia Chacras, también parte de Arenillas, para que se les entregue 1700 hectáreas más de la reserva. El alcalde de Arenillas, John Chérrez, en ese momento, manifestó su desacuerdo: “Luego de que el presidente entregara varias hectáreas por decreto, esto ha dado lugar para que varias asociaciones se conformen, incluso gente que ni es de Arenillas ni son agricultores. No permitiremos que se desmiembre el bosque seco, que tiene un potencial turístico por explotar”, declaró entonces.
La entrega de tierras de la reserva y los reclamos por el reparto de utilidades entre los miembros de las cooperativas son temas incómodos para Chérrez. Cuando Mongabay Latam le preguntó sobre el tema, prefirió no hacer mayores comentarios: “Es un tema sensible”, fue lo único que dijo.
El reparto de tierras de la reserva ecológica es una vieja aspiración de varias cooperativas de agricultores. En una publicación del diario La Hora del 22 de mayo de 2010 se lee el balance de una sesión extraordinaria, en la que participaron todos los concejales y 52 dirigentes barriales y gremiales, que tocó el tema y concluyó en la aprobación de una resolución: “Impedir que la Reserva Ecológica Arenillas sea entregada a grupos o asociaciones agrícolas, ya que esto afectaría a los arenillenses y a toda el área protegida”. Las cooperativas que en ese momento pretendían las tierras eran Agrosur, Defensores de la Frontera, 11 de Noviembre, Arenillas y Agro País.
Actualmente no existen nuevas exigencias de tierra, declara a Mongabay Latam Raymond Maldonado, director de Relaciones Públicas del municipio de Arenillas. Aquello es refutado por Jorge Toapanta Vera, quien asegura que por estos días siguen organizándose más cooperativas que pretenden ser adjudicadas con más tierras de la reserva. “Hay pedidos a millares surgir. No se sabe cuándo se pondrá freno a esto, porque no habrá cama o tierra para tanta gente”, afirma.
Las autoridades del Ministerio de Agricultura no respondieron al pedido de una entrevista o información que hizo Mongabay Latam para conocer los resultados obtenidos por el reparto de tierras. El Director de Comunicación del ministerio explicó que había solicitado la información y no obtuvo respuesta. La información que se requería fue la producción obtenida en los cultivos de cacao, limón, soya, arroz y maíz que los agricultores se comprometieron a trabajar, la cantidad de dinero que se obtuvo por la venta de estos productos, qué tipo de asesoramiento y financiamiento les dio el Ministerio de Agricultura y, finalmente, si alguna cantidad de los recursos obtenidos fue dirigido a la conservación de la reserva ecológica.
Sobre el reparto de tierras que pertenecen a reservas ecológicas sí habló la exministra de Ambiente –ahora designada gobernadora de Galápagos por el presidente Lenin Moreno- Lorena Tapia Núñez, aunque evitó referirse específicamente al caso de Arenillas. “Quiero responder de manera general que se trata de una realidad que uno se encuentra cuando hace revisión de límites y zonas protegidas de distinta naturaleza, sean bosques, parques naturales, etcétera”.
Esa realidad es, según Tapia, que el descuido de gobiernos anteriores al de Rafael Correa –en el que ella fue ministra- motivó invasiones de zonas inmersas en áreas protegidas mucho tiempo atrás. Prácticamente “se legalizó terrenos que estuvieron abandonados”, dice la exministra a Mongabay Latam, y que “ya estaban siendo utilizados por agricultores”.
Y añade: “Entonces, usted se encuentra que muchas zonas protegidas ya fueron afectadas con el avance de la frontera agrícola, con invasiones de viviendas, en fin, con condiciones que ya no permiten mantener la categoría de conservación, porque los gobiernos que así lo declararon, no tuvieron el cuidado de implementar medidas que pudieran garantizar esa declaratoria”, explica.
Andrés Tapia, dirigente de Comunicación de la Confeniae (Confederación de Nacionalidades Indígenas Amazónicas del Ecuador) dice a Mongabay Latam que este tipo de decisiones tienen un alto contenido político, pero un efecto contraproducente para la naturaleza y también para otros intereses, como el turismo. “Toda ampliación de la frontera agrícola para oficializar actividades diferentes a la conservación suele traer resultados negativos para el turismo”. Pide especial atención por parte del gobierno.
“Hemos pedido a las autoridades que se desarrolle un plan de Manejo Sostenible de la Reserva de Arenillas, pero ni siquiera eso se da”, se queja por su parte Jorge Toapanta Vera.
Mamíferos de la reserva: ¿a qué se enfrentan?
En el 2016, la revista Ecosistemas publicó el estudio titulado “Reserva ecológica Arenillas: ¿Un refugio de diversidad biológica o una isla en extinción?”.
En el trabajo, desarrollado en el campo por investigadores del Departamento de Ciencias Naturales de la Universidad Técnica Particular de Loja, “se detectó una relación positiva significativa entre riqueza de la mastofauna y el tamaño de la reserva”.
Este fue un estudio in situ de la zona de Arenillas, pero se hacen comparaciones con otras áreas estudiadas por otros investigadores años atrás.
“Al igual que en otros ecosistemas, los bosques estacionalmente secos muestran una alta correlación entre el área de la reserva y la riqueza de especies, con un mayor número de especie en las reservas más grandes y un menor número en las más pequeñas“, se explica.
En el estudio se establece como resultado preliminar que “la reducción de área de la Reserva Ecológica Arenillas (REA) supuso una pérdida de riqueza de alrededor del 33 % en comparación a la reserva Cerros de Amotape [Perú], la de mayor tamaño, y del 60 % en relación a la riqueza global de los ecosistemas secos”.
Sin embargo, se menciona que si se aumenta el esfuerzo de muestreo, se espera un incremento de la riqueza en Arenillas, y se añade que el esfuerzo de muestreo llevado a cabo en la REA fue el más bajo de todas las áreas.
“Uno de los riesgos a los que se enfrentan las poblaciones de mamíferos de la REA es el aislamiento de otros remanentes naturales. Estos grandes remanentes de bosque más cercanos se encuentran hacia el suroccidente, en el Parque Nacional Cerros de Amotape, Perú. Si bien en la REA aún se mantienen poblaciones de mamíferos grandes y medianos, el proceso de aislamiento puede generar erosión genética y con ello incrementar los riesgos de extinción”, dice el estudio, y añade que “las poblaciones de mamíferos en la REA pueden ser un elemento importante de variedad genética, pero su conservación dependerá del nivel de conexión con otras poblaciones”.
Por otro lado, la investigación indica que debe ser prioridad “generar estrategias que aseguren la conectividad de la REA a otras áreas boscosas en Ecuador y principalmente la conexión con la reserva Cerros de Amotape en Perú”.
La amenaza latente de los hábitats aislados es el aceleramiento de los procesos de defaunación, fenómeno que no ocurre únicamente en Arenillas. A su vez, la diversidad de estos bosques secos “juega un papel importante en la funcionalidad del ecosistema, de manera que su eliminación puede alterar procesos como la dispersión, el control de herbívoros y los ciclos de nutrientes”, según publicaciones incluidas como referencia en el trabajo de investigación local.
El estudio sobre la reserva de Arenillas añade que “en los bosques secos del suroccidente de Ecuador, un 54 % de las especies arbóreas y arbustivas dependen de los animales para la aspersión de semillas, por lo que la defaunación tendría un alto impacto sobre la estructuración de la comunidad vegetal”.
¿Qué hacer con Arenillas?
Pablo Piedra entiende que lo que ocurre en Arenillas es el resultado de la presión demográfica sobre las reservas, un fenómeno a nivel mundial y de compleja solución. Aun así, ve posible que con decisión en el nivel correspondiente –la presidencia de la República- se puede beneficiar a la naturaleza y poner mayor control a una zona que es, al momento, altamente vulnerable.
Xavier Cornejo, biólogo y director del Departamento de Botánica del Herbario de la Universidad de Guayaquil, dice a Mongabay Latam que lo pasa en la Reserva de Arenillas –la presión sobre su territorio- no ocurre solamente en Ecuador, sino en toda la América tropical. “Va a haber una presión más creciente, pero siendo Ecuador un país megadiverso, no solo en número de especies, sino de ecosistemas, debe haber leyes que refuercen su protección”.
Cornejo define como “un retroceso en la conservación” cuando se cede tierras de áreas protegidas para el uso y beneficio humano. “Ahí estamos retrocediendo y estamos perdiendo las especies que son parte de nuestro patrimonio nacional, estamos perdiendo diversidad, perdemos identidad genética, perdemos riqueza natural”.
La exministra de Ambiente Lorena Tapia dice que lo que queda es analizar caso por caso si en el futuro se presentan otras pretensiones que impliquen recortar áreas de reserva. “Hay que transparentar la real situación de las áreas protegidas en diferentes declaratorias. Y en aquellas que merezcan revisión, hacerlo. Habrá casos en los que definitivamente la respuesta sea no. La prioridad es la conservación”, concluye.
Pablo Piedra, finalmente, propone que el gobierno de Lenin Moreno ubique a la reserva de Arenillas en la categoría de Parque Nacional, lo que le dará mayores niveles de protección.
Por Marlon Puertas