Por Jackeline Beltrán
Especial para La Historia
Madrid.- Cuando a España le estalló la burbuja de ladrillos que le había dado fama de país próspero (y lo fue), Ecuador se preparó para recibir a sus migrantes, los que volvían a encontrarse con la palabra crisis cuando ya se estaban acostumbrando a la bonanza.
La respuesta del Gobierno de Rafael Correa fue un plan para incentivar el retorno voluntario de los migrantes. Más de 10.000 se acogieron al programa, según datos del Viceministerio de Movilidad Humana de Ecuador.
El entusiasmo no duró mucho. Nueve años después, el retorno ya no es la prioridad de los ecuatorianos. Un estudio coordinado por la Embajada de Ecuador en España sobre la población migrante revela que el 26 % de los ecuatorianos que residen allá tiene la intención de quedarse y solo un 18% apuesta por volver, el 36% no tiene un plan determinado y un 5,3% prefiere buscar un tercer país. Esa respuesta se da a pesar de que la crisis los ha golpeado con fuerza: solo cuatro de cada diez tiene un trabajo estable y miles todavía luchan por sus hipotecas.
Entre el 2008 y el 2016, el número de ecuatorianos registrados en España se redujo un 14 %, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Eso es unos 68.000 migrantes menos. “Desde que estalló la crisis han pasado ya casi nueve años, es bastante, entonces (el flujo migratorio) se tiende a estabilizar”, explica el embajador ecuatoriano Miguel Calahorrano.
Y desde que estalló la crisis, las condiciones en las que viven los ecuatorianos en España también han cambiado. Estas son sus historias, las de los que prefirieron quedarse:
- De la bonanza al paro
- Empleo precario
- El arraigo
- Luchando por una hipoteca
- En busca de un tercer país