Ecuador ha vivido unos días convulsionados, donde los protagonistas han sido los ciudadanos que se han volcado a las calles a expresar su descontento por las últimas leyes que se tramitan en la Asamblea de mayoría oficialista. Una semana durísima para el país en palabras del presidente Rafael Correa -ausente por una gira en Europa-, que marca un importante desgaste en su popularidad y un antes y un después en estos ocho años de su Revolución Ciudadana.
A un ritmo vertiginoso, el Ejecutivo envió al Parlamento la Ley de Redistribución de la Riqueza que planteaba un aumento de los impuestos a herencias, legados, donaciones y “todo incremento patrimonial a título gratuito”, de hasta un 44.5% a los herederos directos y 77.5% a los indirectos, que se fija de forma progresiva a partir de los $35.400. Ese articulado llegó un viernes noche y el lunes siguiente, antes de partir para Bruselas, Correa remitió la Ley de Plusvalía o de “ganancia ilegítima”, como le llama el mandatario. Esta grava con un 75% la plusvalía obtenida por la venta de bienes inmuebles que sea mayor a 24 salarios básicos, es decir $8,496.
Ese mismo día y autoconvocada por las redes sociales, la ciudadanía quiteña se agolpó en la avenida Shyris a gritar “Fuera Correa Fuera”. La multitud sin líderes fue creciendo progresivamente hasta tomarse la Tribuna de los Shyris y arrinconar al reducto de militantes de Alianza País (AP) que coreaba “Uh, ah, Correa no se va”, y que entrada la noche perdían fuerza y presencia. La derrota pilló por sorpresa a la dirigencia oficialista, que sin su principal cabeza, se refugió en su sede política para revisar la estrategia.
Las manifestaciones en Quito tuvieron un efecto multiplicador en varias capitales provinciales como Guayaquil, Cuenca, Ambato, Riobamba, Machala y Esmeraldas. Sin mencionar a Galápagos, que se levantó por cuenta propia para rechazar el allanamiento de la Asamblea al veto presidencial en la Ley Galápagos, que se dio el martes y sustituyó el doble sueldo que existía en las islas por un cálculo sobre la base del Índice del Precio al Consumidor (IPC). La aprobación de la reforma se dio medio de un acalorado enfrentamiento de Angel Vilema (exmilitante de AP) y Fanny Uribe de Avanza con la vicepresidenta de la Asamblea y directora de AP Guayas Marcela Aguiñaga.
Los galapagueños no se quedaron indiferentes y al menos 250 exintegrantes del partido del gobierno en el Archipiélago quemaron sus camisetas y credenciales. Antes se habían tomado la pista del aeropuerto de San Cristobal. Los isleños se mantuvieron en pie de lucha a lo largo de la semana y el viernes convocaron a un paro provincial, un hecho casi inexistente en este gobierno.
Los colonos se movilizaron desde la madrugada del viernes y se tomaron las principales vías que conectan con los aeropuertos. Las tres aerolíneas que van al archipiélago suspendieron sus vuelos en la mañana del viernes desde Guayaquil y un importante contingente policial y militar se trasladó para hacer frente a los manifestantes, que protestaron principalmente en las islas San Cristóbal y Santa Cruz. Hubo enfrentamientos con la Fuerza Pública en su intento por despejar las carreteras, y denuncias por parte del ministro del Interior José Serrano, que reportó la agresión de tres policías. Los isleños negaron dichas acusaciones y reclamaron por el uso de bombas lacrimógenas contra mujeres y niños.
Mientras que en la tarde las protestas bajaban de tono en Galápagos, en el Puerto Principal se registraba la movilización más multitudinaria de toda la semana. De nada sirvió que los asambleístas oficialistas hayan dado marcha atrás y eliminado del proyecto de Ley de Herencias la tabla que grava hasta con un 77.5% a los herederos no directos. Igual se llenó la avenida Nueve de Octubre, desde el parque Centenario hasta el Malecón Simón Bolívar. Fue una jornada en la que políticos de oposición se disputaron espacios para meterse en una corriente que probablemente les deje réditos para las futuras elecciones. Cada uno por su lado, se repartieron por tramos la Nueve de Octubre. Por un lado, la vicealcaldesa Doménica Tabacchi, por otro, la asambleísta Cynthia Viteri, y eso que ambas pertenecen a Madera de Guerrero; en medio, militantes del extinto Movimiento Popular Democrático; más atrás, Andrés Páez, elegido por CREO, quien llegó desde Quito a reclamar en su condición de ciudadano; y al fondo, quien convocó pagando espacios en la televisión para que la gente salga a protestar: el líder de CREO, Guillermo Lasso, el único que dio su discurso con parlante. Pocos metros más adelante, los oficialistas realizaban un plantón a un lado de la gobernación del Guayas para apoyar al presidente Correa. Mientras que al final de la noche, el alcalde de Guayaquil Jaime Nebot anunciaba desde Machala una fecha y un reto: demostrar el 25 de junio que los opositores, en las calles, son más, muchos más, que los Correístas.
Aún está por verse la reacción final del presidente Correa, que regresa a un país que no es el mismo que dejó. De momento, ha convocado a sus simpatizantes al cambio de guardia del lunes en Carondelet, para agradecerles por el apoyo. Por su parte, la ciudadanía, cansado de las políticas del régimen, promete seguir en las calles.