El Papa Francisco ha ordenado el pasado 22 de septiembre el arresto domiciliario del exarzobispo polaco Jozef Wesolowsky, de 66 años, nuncio del Vaticano en la República Dominicana entre 2008 y 2013, acusado en un proceso canónico de abusos a menores. Un acto sin precedentes en El Vaticano, que continuaba acumulando dudas respecto a su voluntad de sancionar a los religiosos que han delinquido.
La ecuatoriana Sara Oviedo ha dicho que la iglesia en lugar de entregar a los curas pedófilos, los protege.
“Una cosa que debe entender la Santa Sede es que los sacerdotes pederastas son criminales y a los criminales les tiene que caer todo el peso de la justicia”. Así de enfática es la ecuatoriana Oviedo, integrante del Comité de los Derechos de los Niños de la ONU y una de las dos relatoras del revelador informe que ha puesto contra las cuerdas al Vaticano. Ese informe fue presentado en febrero pasado. “Ellos ya dejaron de ser sacerdotes, renunciaron a sí mismos con sus actos y la incomprensión de esa situación hace que la Santa Sede no actúe”, asegura Oviedo, después de haber terminado su trabajo.
Oviedo, católica de toda la vida y Vicepresidente del Comité para América Latina y el Caribe, critica que el Código Canónico no contemple “nada que la justicia de los hombres haya establecido” para castigar a los religiosos que cometen violaciones. De hecho, dentro de las conclusiones del informe, rechazan que el abuso sexual sea considerado sólo como “una ofensa contra la moral” y no como un delito.
Así mismo, la relatora condena la indiferencia con los niños afectados y sus familias. “Esto ocurrió porque la actitud de la iglesia ha sido negarles, inclusive acosarles, hacerles sentir mal todo el tiempo”. En ese sentido, Oviedo sostiene que “a la larga lo más importante que ha hecho el Comité es reconocerlos como víctimas y decirles: Tienen razón de sentirse dolidos”.
Por eso en Ginebra, durante el cara a cara con la delegación del Vaticano, Oviedo insistió en la entrega de nombres, apellidos y lugares donde se han perpetrado los abusos. “Como ellos mismos nos pudieron confirmar durante el diálogo, desde el 2006 están reuniendo información de lo que pasa alrededor de este tema, entonces perfectamente tienen y podrían darnos”, asevera la relatora y añade: “Creemos fehacientemente que el primer paso para comenzar (con un cambio) es saber a qué nos estamos ateniendo”.
En el interrogatorio público, la representación vaticana no se refirió a ningún caso en particular. Incluso contestó con evasivas cuando Oviedo puso sobre la mesa el resonado caso del nuncio apostólico Wesolowsky acusado de múltiples violaciones en República Dominicana, hoy apresado en su casa. “En su carro diplomático salía a las calles, recogía niños y cometía los abusos sexuales, y esa persona en lugar de estar en manos de las autoridades está dentro de la Santa Sede”, les cuestionó en ese momento. Imposible no indignarse, después de leer los impactantes testimonios de las víctimas. De todos, recuerda uno en particular. El de un niño que cometió el grave error de caminar cerca de la sacristía de la iglesia a la que acudía el arzobispo en cuestión. “El cura le jaló, le metió y le violó, se imagina lo que esto significa con relación a la seguridad, a la integridad de los niños”, enfatiza.
Por ello, Oviedo, de 61 años, toma con frescura las críticas posteriores al informe que han hecho miembros del Vaticano: “No estamos poniendo en las recomendaciones nada que no hallamos hablado, no les hallamos preguntado y no hallamos insistido dentro del diálogo”. La relatora agrega que no tienen ninguna conexión con las asociaciones de víctimas con las que se reunieron dentro del proceso de elaboración del informe. “No sangro por su herida”, puntualiza.
En contraparte, la vicepresidenta del Comité aplaude al interior de la Iglesia “a ese sector que está por el cambio, que está por asumir el asunto y sacar de sus filas a estos malos elementos y dar nuevamente credibilidad a la iglesia”. Lo que se necesita, subraya, “es una voluntad política más grande que legitime esas cosas y que las vuelva mundiales”.
La ecuatoriana confía en el Papa Francisco. “Yo si creo en la necesidad de cambio que siente el Papa Francisco y en la capacidad de cambio que él puede generar”.
Caso de los bebés robados
En sus conclusiones y recomendaciones, el Comité se mostró “profundamente preocupado” por los miles de bebes que fueron retirados de los brazos de sus madres por miembros de congregaciones católicas, y destacó el caso de España y de las lavanderías de Irlanda. Al respecto, instó a la Santa Sede a realizar una investigación interna y a garantizar que las congregaciones religiosas revelen toda la información disponible para dar con el paradero de esos niños.
Sobre el asunto, el Comité le preguntó “derechamente y con todos los elementos del caso” a la delegación vaticana que acudió a Ginebra. “Contestaron que están colaborando con los gobiernos que es a quienes compete la respectiva investigación, trámite, juicio… esto más en el caso de Irlanda, en el caso de España me parece que quedó más en evasivas”, asegura Oviedo.