Robert Horacio Salazar Acosta, de 26 años, fue un joven creyente. En su tesis de grado, la dedicatoria iba dedicada, en primer lugar, a Dios, porque se sentía un bendecido. Luego venía su familia, su apoyo incondicional para conseguir las metas que se había propuesto en su vida. La primera, ser periodista. Lo fue […]