Tras las violentas movilizaciones que obligaron a Lenín Moreno a suspender el incremento de los precios de los combustibles, algunos sectores llamaron a conformar un gobierno de coalición y expulsar de sus filas a funcionarios muy cercanos a Rafael Correa -luego de confirmarse que el correísmo se infiltró en las protestas con afanes golpistas- sin embargo, la respuesta del primer mandatario fue en otra dirección: nombró a Marco Troya Fuertes, un acreditado correísta, como Secretario Nacional del Agua.