A los 14 años “Kevin” comenzó a introducirse en el mundo de las drogas. Su madre había fallecido siete años antes y él estaba al cuidado de su familia materna. Comenzó por simple curiosidad y no por tristeza o melancolía, como podría presumirse; primero con el alcohol y poco después con las sustancias alucinógenas, las que lo llevaron a sumergirse en uno de los barrios más populares, empobrecidos y peligrosos de Durán: el Cerro las Cabras.
La droga mató al niño Juan Elías
Una madre no suele decir estas cosas. Pero esta mujer guayaquileña de 34 años grita con impotencia, frente al ataúd de su hijo, que hubiese preferido que enferme de sida, de cáncer, de tuberculosis, de cualquier cosa. En definitiva, un mal de aquellos que resultan mortales, pero que dan oportunidad a los miembros de una familia para ayudar al enfermo.