A los 14 años “Kevin” comenzó a introducirse en el mundo de las drogas. Su madre había fallecido siete años antes y él estaba al cuidado de su familia materna. Comenzó por simple curiosidad y no por tristeza o melancolía, como podría presumirse; primero con el alcohol y poco después con las sustancias alucinógenas, las que lo llevaron a sumergirse en uno de los barrios más populares, empobrecidos y peligrosos de Durán: el Cerro las Cabras.