En las elecciones, existe un fraude previo en la fase de constitución de las organizaciones políticas que se denunció masivamente ante la Justicia en 2012 y se sigue repitiendo. Los perjudicados son miles de ciudadanos cuyas firmas falsificadas dan vida a nuevos partidos, ante la inoperancia de un Consejo Nacional Electoral que emplea a bachilleres de colegio para verificar las rúbricas, ejecuta el proceso en medio de inconsistencias y se reconoce incapaz de detener el fenómeno. Así está la democracia en Ecuador.