Robert Horacio Salazar Acosta, de 26 años, fue un joven creyente. En su tesis de grado, la dedicatoria iba dedicada, en primer lugar, a Dios, porque se sentía un bendecido. Luego venía su familia, su apoyo incondicional para conseguir las metas que se había propuesto en su vida. La primera, ser periodista. Lo fue […]
El hombre que migró de la ciudad al campo
Pueblo Nuevo no es, exactamente, nuevo. Es un pueblo pequeño, de campesinos amables pero algo desconfiados, de casas de caña, madera y cemento, que no lucen pintura de colores vivaces, pero sí el amarillento tono que deja el polvo que no cesa de volar en el ambiente. Es un pueblo que no goza de comodidades y que, para quienes van de visita o de pura casualidad, puede darles la impresión que a su gente no le importa demasiado. Impresión equivocada, por cierto.