En el ausente ranking de libros más difundidos -o leídos- del país debería constar en los primeros lugares El Camino a la Felicidad. En Ecuador, prácticamente no se lo vende. Se lo regala. Y ha llegado por miles -se estima en más de 50.000 ejemplares- a las manos de estudiantes, trabajadores, policías, empleados públicos, choferes, ministros de Estado… cifra insignificante para los 100 millones de copias dispersas por el mundo.